La bicicleta salvadora, un recurso para empresas

Nos encontramos en tiempos de transición. El coronavirus ha vaciado temporalmente nuestras calles, nuestros parques y nuestros lugares de reunión y, cuando las restricciones de movilidad acaben, tendremos que escoger las formas más seguras de volver a llenar estos espacios.

 

En este contexto, la bicicleta es un medio de transporte seguro, desde un punto de vista sanitario, ya que evita las aglomeraciones del transporte público y, por ello, el Gobierno peruano está promoviendo su uso e implementando infraestructura temporal que pueda soportar la nueva demanda. Esperamos que, por la seguridad de los ciudadanos, esta iniciativa evolucione en infraestructura permanente en los siguientes meses.

 

Pero los beneficios de la bicicleta en tiempos de pandemia no se reducen exclusivamente a la seguridad sanitaria. El uso de la bicicleta disminuiría el estrés, ayudaría en el funcionamiento de nuestro sistema cardiovascular, reduciría los niveles de colesterol en nuestra sangre, mejoraría nuestra coordinación motriz y nos ayudaría a dejar el sedentarismo al que nos hemos entregado en las últimas semanas de cuarentena. Y, por si todo lo anterior fuera poco, el uso de bicicleta tendría un impacto en la economía familiar porque significaría un ahorro en gasolina, estacionamiento, peajes y pasajes de transporte público. Todo esto mientras reducimos nuestra huella de carbono y colaboramos con la salud del planeta.

 

Pero todo lo anterior son solo beneficios personales del uso de la bicicleta. ¿Qué pasa con las empresas que tienen un número significativo de empleados? ¿Un negocio puede verse beneficiado con el uso de la bicicleta por parte de sus colaboradores? Por supuesto que sí. Existen muchos beneficios para que las empresas, más allá de los incentivos que pueda dar el Estado, se sumen a esta iniciativa. Por ejemplo, está comprobado que, al aumentar la actividad física de tus colaboradores, aumenta también su productividad durante la jornada laboral y reduce su ausentismo porque tienen menos problemas de salud. Por otro lado, disminuye la necesidad de espacios de estacionamiento, lo cual es un ahorro en infraestructura o costos de alquileres. Y, por último, pasando a un plano más estratégico, promueves una «cultura verde» que mejorará la reputación de tu empresa a nivel nacional e internacional, y te ayudará a atraer y mantener el talento.

 

Pese a todos estos beneficios del uso de bicicleta, todavía hay algunas razones por las que las personas no se animan a ponerlo en práctica. Una de las más fuertes es la barrera de accesibilidad que perciben en sus centros de trabajo. Por lo que es imperativo que las empresas evalúen desde ya qué cambios pueden realizar para promover el uso de bicicleta entre sus colaboradores. Y no solo por el bien de sus empleados y de su negocio, sino -y especialmente- por un deber cívico que exige la actuación de todos en una época de emergencia sanitaria nacional.

 

A continuación, presento varias ideas prácticas para que las empresas promuevan el uso de bicicleta como medio de transporte entre sus colaboradores. Es importante hacer hincapié que no se espera que se tomen todas las medidas aquí descritas. Empresas de distintos tamaños tendrán distintas capacidades de implementar las acciones recomendadas. Pero lo que deben recordar es que hasta los cambios más simples pueden motivar a sus colaboradores.

 

1- Infraestructura
La mayor barrera que encuentran los ciclistas es relacionada a la infraestructura. Muchos centros de trabajo no cuentan con estacionamiento para bicicletas y si lo tienen, estos se encuentran en el sótano (a veces bajo varios sótanos) o lejos de la puerta de entrada. Promover el ciclismo implica tener estacionamientos de bicicleta gratis, amplios, seguros, de fácil acceso y cercanos a las puertas de entrada.

 

Dependiendo de la distancia de donde vengan los colaboradores, ellos probablemente requieran una ducha y cambiador. Algunos centros de trabajo cuentan con duchas, pero no están habilitadas para el uso de ciclistas. Es entendible también que otros, no cuenten con una y no tengan el espacio o los medios para implementar una en el corto plazo. Esto se puede solucionar habilitando un baño como cambiador con una banca y colgadores para que los ciclistas puedan lavarse y cambiarse cómodamente, y se sientan considerados.

 

Además, se les puede habilitar un espacio para guardar mochilas, zapatillas, casco, etc. Idealmente sería una zona de lockers donde puedan asegurar sus efectos personales.

 

2- Políticas Corporativas
Los seres humanos somos seres rutinarios y a la mayoría de nosotros nos cuesta el cambio, por eso se han desarrollado al rededor del mundo distintas “Políticas Corporativas” que ayudan a abandonar el miedo al cambio. La más eficaz es la comúnmente llamada «Política del viaje garantizado». Esta se basa en proveer 2 o más viajes gratis en taxi para las personas que usan bicicleta, en caso tengan una emergencia y necesiten movilizarse con rapidez. Estas políticas son usadas con muy poca frecuencia, pero el hecho de que existan le da una sensación de seguridad al colaborador de saber que si su bicicleta se malogra, o si tiene que recoger a su hijo del colegio porque se enfermó, tendrán cómo llegar a su destino.

 

Otro cambio que no le gusta a nadie es sentir que «pierden» un beneficio. Por eso a los colaboradores que tienen auto y ya poseen un estacionamiento gratis o descontado, no se les debe quitar dicho servicio sino ofrecerles un beneficio de valor equivalente en caso quiera utilizar otro medio de transporte. Este beneficio puede ser un «bono mensual», pero no necesariamente tiene que ser dinero, puede ser una tarjeta de regalo para que se compre accesorios para la bicicleta o un vale de desayunos gratis en la cafetería.

 

Otra barrera para las personas que manejan bicicleta es el miedo de enfrentar la hora punta. Esta es una idea desalentadora sobre todo en Lima con lo caótico que puede ser el tráfico. Hacer una política de horarios flexibles para ciclistas, les permite evitar la congestión vehicular de las horas punta y organizarse con lo que tienen que hacer en el día. Es más, recomendaría que esta política se aplique a toda la empresa porque logra que los empleados eviten las horas pico y lleguen a trabajar más relajados para realizar un trabajo más productivo.

 

3- El empujón
Por último, existen acciones aisladas que pueden ser el empujón que alguien necesita para probar este nuevo medio de transporte. Dependiendo del tamaño de la empresa, se pueden probar distintas acciones como comprar o alquilar una flota de bicicletas corporativas para reuniones de trabajo cercanas, regalar tarjetas de descuento en tiendas de bicicleta, dar préstamos para la compra de bicicletas con descuentos mensuales del salario, y/o proveer mantenimiento gratis de bicicleta 1 o 2 veces al año en las instalaciones de la oficina para aquellos que lleguen manejando bicicleta ese día.

 

Pero el empujón más importante lo dan los propios ciclistas. Identifica a las personas que ya utilizan bicicleta para que organicen un grupo de ciclistas que desarrolle un programa de acompañamiento para nuevos ciclistas. En este programa, los ciclistas actuales podrán ayudar a los nuevos a crear rutas seguras y resolver cualquier duda que puedan tener. Para promover la formación de estos grupos se puede ofrecer «desayunos para ciclistas» en donde la empresa paga un desayuno para todas las personas que van al trabajo en bicicleta regularmente. También se les puede dar flexibilidad de espacios y tiempos para reunirse en horas de trabajo.

 

La cereza sobre el pastel serían los «Challenges» o competencias, mediante los cuales se anime a todos los trabajadores a andar en bicicleta lo más que puedan por una semana o un mes. Al final de cada día, registran los minutos bicicleteados y los ganadores se llevan premios jugosos. El solo hecho de volver a subirse en la bicicleta y recordar lo divertido que era, hará que muchos consideren usarla como medio de transporte más seguido. Y quien sabe, ¡pueden ser próximos miembros del grupo de ciclistas de la empresa!

 

Como dijimos al inicio, el cambio es siempre difícil. Pero está demostrado que cuando uno está experimentando un cambio grande en su vida, es más fácil lograr varios cambios al mismo tiempo. Esta pandemia ha puesto nuestros mundos de cabeza, pero en toda crisis hay oportunidades. Y esta transformación que viviremos de manera obligada puede ser acompañada de pequeños cambios que nosotros mismos escojamos. Promover y escoger un transporte sostenible será una de las muchas acciones que mejorarán nuestras vidas y el mundo en el que vivirán las siguientes generaciones.