Karla Horna: Ecuanimidad empresarial y resurgimiento país

Más allá de cualquier crisis, tempestad o desafío surge la necesidad de ser y dar soluciones que solo se lograrán en un estado de ecuanimidad o equilibrio dominando la emoción o sentimientos que impidan el crecimiento o desarrollo de una idea salvadora que generaría bienestar general.

 

La actual crisis que vivimos, la cual es moral y económica, invita a revalorizar el rol del empresario y de todos los integrantes de la actividad empresarial en su rol frente a la sociedad y frente al país que implica generarle valor y soluciones innovadoras, creativas , empáticas y solidarias.

 

No se trata de una lucha de clases porque todos estamos en el mismo barco; empresarios grandes, medianos o pequeños todos con las mismas obligaciones y también derechos; resulta utópico pensar que sólo un grupo se salvará porque cuando se violan o merman los derechos fundamentales o no hay justicia efectiva es el fin de cualquier esperanza de surgimiento real y sostenible. Lo cual amerita pensar y sobretodo hacer más por la colectividad en defensa del bien común que nos permite progresar o salir adelante en bloque como país

 

En la unión esta la fuerza, no existe competencia mala, mientras haya unión en valores y fines comunes valiosos al país. Salvaguardar la actividad empresarial para el “sano ejercicio” empresarial no es malo porque mejora la calidad del servicio y/o bienes beneficiando a los consumidores en precio-calidad y tiene un efecto positivo en el resurgimiento económico peruano.

 

El sentido de equidad y justicia en el ejercicio empresarial bajo cumplimiento de la normativa vigente es clave para que haya un impacto positivo en la sociedad. Para ello se requiere un empresariado con valores y entes que regulen e impartan justicia neutral y eficazmente.

 

El empresariado esta llamado a ser valores en acción dando soluciones al bien común para el resurgimiento moral y económico del país esto se logra con ecuanimidad, unión, estrategia y metas concretas revalorizando su rol frente al Perú. También implica empatía y solidaridad frente a los clientes o potenciales clientes quienes son el motor y motivo del día a día empresarial así surge una especie de ganar-ganar para surgir.

 

El Gobierno debe ser artífice de construcción y no de destrucción promoviendo la actividad empresarial de calidad. El empresario y el emprendedor siempre tiran la carreta hacia adelante por el país, por el Pueblo haciendo bien con trabajo y ayuda. Muchos han surgido de la pobreza haciendo empresa con conocimiento, trabajo y valores lográndolo bajo un Estado de Derecho.