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Jorge Fernández: “Se deberá reducir el precio de los conciertos”

¿Cómo se han reiventado las empresas del sector para sobrevivir en esta pandemia?

Es muy difícil reinventarse. Algunas firmas están haciendo conciertos con artistas nacionales por medio del streaming. Pero esto es relativo. Una tercera parte de lo que se cobra, ya que son sumas muy ínfimas (entre S/ 9, S/ 15 y S/25), va en la ticketera, la tarjeta de crédito, el IGV y los derechos de autor.

 

Esta es una solución precaria porque no se pueden hacer centenares de streaming. Sobre todo por la competencia de la TV pagada y Netflix o Prime Video.

 

Estas alternativas son provisorias. El sector no ha recibido ningún bono artístico. Nosotros lo hemos estado tramitando desde la CCL con la Presidencia del Consejo de Ministros, pero ahora todo está parado en el Ministerio de Trabajo desde hace casi dos meses.

 

¿Por qué no resultan rentables los eventos streaming?

Además de que los precios son menores y hay mucho gasto de por medio, es muy limitado llegar a un público grande. En el Perú las personas todavía no están habituadas a ver conciertos virtuales. No existe el entusiasmo y locura que se produce cuando uno ve a su artista preferido. Es una solución parcial para artistas más famosos y conocidos.

 

Frente a la cancelación de conciertos, ¿cuál ha sido su política de devolución?


De los más de 50 conciertos que se anularon en el primer semestre, se han reprogramado cerca de 35 para el próximo año, suponiendo que la vacuna estará lista y aplicada en el segundo trimestre. Ahora muchos dudan de que esto suceda. Hasta ahora no hay vacuna aprobada. No sabemos si tendremos que reprogramarlos nuevamente en el 2021.

 

Entonces, para todos los conciertos que se reprogramaron no habrá devolución del dinero. Todos los contratos tienen una cláusula de fuerza mayor que dice que, ante un sismo o pandemia, como es el caso, la obligación es reprogramar los espectáculos.

 

Para los conciertos que se anularon sí hay obligación de devolver el dinero y los comunicados de la CCL y Arena han sido claros.

 

Hay compañías que no están en condiciones de devolver y se van a ir a quiebra. Son alrededor de 20 empresas las que han reprogramado sus conciertos, de las cuales cuatro o cinco tuvieron que anularlos.

 

Después del turismo, este será el último sector que regresará a la vida. Nosotros tenemos aún la ilusión de volver en el segundo trimestre del próximo año.

 

Al respecto, ¿han conversado con el Gobierno sobre incentivos para el sector?

Este mes íbamos a tener reuniones con el Ministerio de Trabajo y se postergaron por los cambios que hubo en dicho ministerio. Con todo el lío que tiene el Ministerio de Cultura estamos en el aire.

 

Hace como dos meses se solicitó un bono artístico, pero se cometió el error de pedirle la lista a las sociedades de gestión y a los sindicatos, ignorando que en Apdayc hay autores que son músicos y también están inscritos en Soniem Perú, y si han grabado discos pertenecen a Unimpro. Incluso, si son músicos y actores están registrados en los sindicatos.

 

Se encontraron con listas que tenían los nombres repetidos y anularon el proceso.

 

La cultura viva del país prácticamente está estancada. Lo último en tener consideración es lo cultural. El concepto que se tiene de cultura es muy malo porque se confunde al patrimonio cultural con la cultura viva.

 

El patrimonio cultural es Machu Picchu o Kuélap; pero la cultura viva que es el músico, cantante, actor, poeta o escritor está completamente inactiva. En ese sentido, el Ministerio de Cultura no está a la vanguardia, sino a la retaguardia.

 

Ante ello, ¿cuáles son las propuestas del gremio?

Primero, proponemos que haya un bono artístico. Después de eso, no tenemos solución. Solo nos queda esperar. En todos los países latinoamericanos el espectáculo está parado, igual que aquí. La única diferencia es que en Argentina y Estados Unidos están más acostumbrados a los conciertos streaming. Pero son soluciones parciales.

 

Live Nation, la empresa más grande del mundo del espectáculo, envió un comunicado hace unas semanas indicando que el sector va a cambiar cuando se vuelva a la normalidad. La gente no estará en las mismas condiciones económicas que tenía antes de la pandemia.

 

Por tanto, sugiere reducir los precios de los eventos. Para ello, habría que disminuir los costos fijos (local, sonido, luces), se tendría que conversar con las empresas para que establezcan precios mínimos que cubran sus gastos, y todo lo demás vaya a razón de porcentajes, incluso para los artistas.

 

De otro lado, nosotros también sufrimos la falta de infraestructura. No tenemos ningún coliseo. El lugar cerrado más grande es el Centro de Convenciones María Angola, para 1.500 o 1.600 personas. Finalmente, entusiasmo no falta, pero las condiciones no están dadas, así que tenemos para rato.