Jaime Reusche: «Recuperar el progreso social perdido requiere de la inversión privada»
Moody’s redujo la calificación de Perú de A3 a Baa1 con perspectiva estable. ¿Qué aspectos harían cambiar la perspectiva de estable a negativa? ¿Qué riesgos implicaría esta rebaja de la calificación?
Fue un gran debate si la perspectiva de Perú debía quedar en estable o negativa. Si bien quedó en estable, vemos tres riesgos. Primero, el riesgo político, seguimos viendo un ambiente político con mucha inestabilidad y falta de claridad de políticas públicas.
Segundo, vemos desvíos de la agenda de consolidación fiscal que ha propuesto el Gobierno, sobre todo por el lado económico donde es posible que el crecimiento sea un poco menos auspicioso de lo que proyecta el Gobierno debido a que la inversión privada muy probablemente estará deprimida en los próximos años.
Y el tercer gran riesgo es la Asamblea Constituyente. Este es un riesgo capital si es que se da, el impacto será muy severo sobre la economía, el marco institucional y el marco legal generando mucha incertidumbre.
Por el momento, si bien es un riesgo con alto nivel de severidad, creemos que la probabilidad de que se manifieste está relativamente contenida por las limitantes políticas, institucionales y legales que existen. En la medida que veamos indicios de que el Gobierno se está moviendo hacia esto, entonces sí pesaría sobre la calificación y la perspectiva fuertemente.
A un mes de iniciado el nuevo Gobierno en Perú, ¿cuáles son las mayores preocupaciones que tienen los inversionistas?
Las preocupaciones están porque hay falta de claridad en la dirección de las políticas públicas. Hemos visto anuncios de distintos funcionarios del Gobierno que a veces se cruzan con otros anuncios de otros sectores del Gobierno.
Hay una preocupación por la falta de claridad y las tensiones que se sienten no solo entre Ejecutivo y Legislativo sino dentro del partido de Gobierno, y esa incertidumbre que nace a raíz de la falta de claridad del mensaje y visión de lo que quiere hacer en medidas económicas y fiscales es lo que fomenta el nerviosismo de los inversionistas.
¿Qué medidas inmediatas debería tomar el Gobierno de Pedro Castillo para recuperar la confianza de los mercados y atraer las inversiones?
Hemos visto un paso hacia la dirección con el Decreto de Urgencia que se adoptó señalando la agenda de consolidación fiscal a la que se compromete el Gobierno. Con ello se empieza a dar cierto nivel de claridad de hacia dónde se va en materia fiscal y proyectar la cifra de deuda.
Si bien se habla de un compromiso y hay una meta de mediano plazo en cuanto a la reducción del déficit fiscal todavía pesa sobre esta agenda de consolidación la incertidumbre por el lado económico.
El mensaje que tiene el Gobierno para con el sector privado es muy disuasivo de la inversión privada y está socavando la confianza, que no se ve en la economía ante el mensaje tan hostil hacia el sector privado.
Lo cierto es que recuperar la confianza de los inversionistas tanto domésticos como externos va a requerir de bastantes gestos de acercamiento y de colaboración con el sector privado, pero no vemos que exista esa voz y motivación por parte del Gobierno para tratar de apoyar a este sector.
Más bien parece ser que el Gobierno es el que va a impulsar la actividad económica y sabemos que es muy limitado lo que puede hacer. Las señales no son auspiciosas por parte del Ejecutivo.
¿Qué oportunidades podría aprovechar Perú en los mercados internacionales ante esta coyuntura?
Se vive momentos bastante positivos en los mercados internacionales, no solo las tasas de financiamiento son relativamente bajas, sino que hay un impulso externo por la demanda externa que está bastante robusta.
Estamos viendo países como Estados Unidos y China, y otros industrializados que se están recuperando y se está generando un impulso muy favorable a los precios de las materias primas para la demanda externa, y eso debería llevar a revisiones al alza en las proyecciones de crecimiento de Perú.
Tenemos un ambiente externo muy favorable, sin embargo, vemos que en el mediano plazo se habla de reducción de las proyecciones de crecimiento para el país y no se está aprovechando este contexto internacional favorable, en el cual estos niveles de precios de materias primas no vienen con tanta frecuencia.
Esto es un costo de oportunidad enorme. Se debe aprovechar este momento para generar más inversión y encadenamiento de muchos sectores de la economía, pero no vemos eso por el miedo, la incertidumbre y la falta de confianza.
Moody’s elevó la proyección de crecimiento de la economía peruana de 9% a 12%, pero ¿cuánto más es necesario para reducir el desempleo y la pobreza?
La revisión al alza de nuestra proyección de crecimiento para la economía peruana de 9% a 12% responde a la fortaleza que hemos visto en la primera mitad del año, la recuperación económica y el efecto rebote fue bastante más fuerte al esperado.
Ese impulso se debería mantener, pero vemos que en la segunda mitad del año habrá una desaceleración marcada, no solo porque ya no hay un efecto estadístico favorable sino porque la incertidumbre va a pesar sobre la inversión privada y la demanda interna.
La revisión al alza del crecimiento de la economía peruana es solo para este año y es un reflejo del efecto estadístico, pero Perú no está regresando a los niveles de pobreza ni a los niveles de empleo que se tenían antes de la pandemia.
Tomará mucho tiempo recuperar todo el progreso social que se tenía en la década previa a la pandemia y eso requiere de un ambiente que incentive la inversión privada, que genere empleo formal para que luego apuntale el consumo y se genere un círculo virtuoso de crecimiento y todo eso está en juego en estos momentos. No vemos un impulso de la demanda interna por la inversión privada que muy probablemente seguirá deprimida en los próximos años.
¿Considera que el Perú continúa manteniendo finanzas públicas sólidas sostenibles, como lo señala el MEF?
En relación al resto de países de la región, Perú todavía mantiene cierta fortaleza fiscal que es un reflejo de la prudencia y el manejo fiscal antes de la pandemia. Sin embargo, la fortaleza fiscal se está aminorando por impacto de la COVID-19 y lo que hay que hacer es recuperar este espacio fiscal que se perdió por paliar los efectos de la pandemia.
Creo que se necesitarán medidas complementarias para tratar de enrumbar la senda de consolidación fiscal hacia una trayectoria sostenible. Pero si bien Perú tiene muchos retos también tiene ciertas fortalezas con respecto a los pares de la región.
¿Es posible todavía que la deuda pública del Perú se mantenga por debajo del 40% del PBI?
Si el Gobierno mantiene su compromiso con la senda de consolidación fiscal y no vemos shocks negativos en cuanto al crecimiento económico, sí es posible mantener la deuda por debajo del 40% del PBI. Pero si vemos que la actividad económica se ralentiza probablemente sea más difícil contener la deuda por debajo de ese umbral.