Informalidad en negocios retorna a niveles de hace 15 años

El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) señala que, en el Sistema de Cuentas Nacionales, los hogares conforman un sector institucional cuyos fines son realizar consumo final, proveer mano de obra, pero también generar bienes y servicios de mercado a través de empresas no constituidas en sociedad.

 

Estas empresas son denominadas técnicamente “unidades productivas de los hogares”. Sin embargo, para facilitar su interpretación las denominaremos “negocios” o “emprendimientos”. Asimismo, dentro de los negocios, el INEI ha definido el sector informal como un subconjunto que no está registrado en la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat).

 

Para cuantificar a los negocios se utiliza la Encuesta Nacional de Hogares 2021, a partir de la cual se seleccionan a aquellas personas que declararon ser empleadores, patronos o trabajadores independientes, ya sea en su ocupación principal o secundaria. Asimismo, para identificar a los informales se verifica a quienes declararon no contar con Registro Único de Contribuyentes. Se excluirá del análisis a los productores agropecuarios.

 

El IEDEP estima que en 2021 habrían operado un total de 8,7 millones de negocios, de los cuales alrededor de 6 millones son no agropecuarios. De este grupo, que será el que se estudiará en el artículo, aproximadamente el 86% son informales.

 

Desde el año 2007 hasta 2016 la participación del sector informal en el total de los negocios iba descendiendo alcanzando un mínimo de 79% en este último año. Sin embargo, a partir de entonces ha escalado sostenidamente retornando a sus niveles de hace quince años.

 

Sector informal

La incidencia del sector informal es de 96% en los negocios del sector Transporte y almacenamiento, del 90% en Alojamiento y restaurantes, del 87% en Construcción, del 85% en Manufactura, del 82% en Comercio y del 79% en Otros servicios. Estas tasas no son una novedad por lo que está pendiente la implementación de una política transversal que apunte a la formalización de los negocios en estos sectores, pero también de políticas direccionadas a cada uno de ellos.

 

Cuando se consulta a los negocios por las razones principales por las que no se han registrado en la Sunat, el 48,7% no lo considera necesario, el 34% señala que su negocio es pequeño y el 11% refiere que es porque es un trabajo eventual. En menor medida, el 2,2% manifiesta que no podría asumir la carga tributaria, el 1,2% porque los trámites son muy complicados, el 1,1% no sabe si debe registrarse y el 0,7 indica que le quita demasiado tiempo.

 

Ante estas justificaciones, podemos esperar que la política integral señalada previamente contenga incentivos concretos, concientice sobre la importancia del pago de impuestos por más pequeños que estos sean, promueva la cultura tributaria y simplifique el pago de los mismos. Cabe recordar que el Banco Mundial señalaba en 2020 que en el país se dedicaban en promedio 260 horas al año en el pago de impuestos.

 

 

Sector formal vs informal

En el sector formal el 60% lleva las cuentas de su negocio siguiendo algún método técnico o empírico, mientras que en el sector informal solo el 18% lo hace. Consideramos que esto refleja una brecha que debe cerrarse con programas de capacitación por parte de los ministerios competentes (Ministerio de la Producción, entre otros), pues esto mejoraría la gestión de los negocios pudiendo estimular su formalización.

 

En el sector formal el 79,4% realiza su negocio en un local, mientras que en el sector informal solo el 46,4%. En otras palabras, en el sector informal se realizan más actividades al aire libre, por ejemplo, en vehículos para transporte de personas o mercaderías, labores como ambulantes o en los domicilios de los clientes.

 

Ante este diagnóstico también parece conveniente la intervención de los gobiernos locales habilitando espacios como ferias donde los negocios puedan ofrecer sus bienes y servicios. Cabe acotar que incluso esta medida ayudaría a quienes ya operan en locales, pues un gran porcentaje utiliza las habitaciones de su vivienda que no necesariamente son apropiadas para su negocio.

 

El principal motivo que alentó a ambos sectores a iniciar el negocio fue la necesidad económica: 56% en el sector informal y 35% en el formal. El segundo motivo para el sector formal es el querer ser independiente (33%), mientras que para el sector informal es la obtención de mayores ingresos (20%). Tales motivaciones pueden ser el reflejo de un crecimiento económico insuficiente para absorber a la Población Económicamente Activa que se suma cada año. También puede ser la respuesta a un mercado laboral caracterizado por el subempleo.

 

En relación a la antigüedad del negocio, el 34% de los pertenecientes al sector informal tienen menos de un año de antigüedad en comparación al 15% de los del sector formal. Otra marcada diferencia se da en los negocios de más de seis años de antigüedad al que pertenece el 50% de los negocios formales en comparación al 29% del sector informal. A partir de estos resultados se puede inferir que la formalidad da soporte a la perdurabilidad del negocio. Esto último es importante considerando que los años de experiencia en un negocio mejoran procesos además de otorgar otros beneficios.

 

 

Informalidad según regiones

En Lima operan alrededor de 2 millones de negocios no agropecuarios, lo que representa el 32% del total nacional. De esta cantidad, se estima que el 81% son informales, lo que significa una reducción de 4 puntos porcentuales en comparación a sus niveles de hace 15 años atrás. Aunque parezca una tasa de informalidad abrumadora, es la segunda más baja después de Arequipa (79%) y es similar a la de Tacna.

 

En estos casos las entidades gubernamentales, como Produce, deben estudiar por qué estas regiones tienen mejores resultados respecto de Huancavelica (95%), Loreto (93%) y Cajamarca (93%).

 

Otra comparación interesante es indagar por qué en Puno, Tacna y Apurímac la informalidad se redujo en 8, 7 y 5 puntos porcentuales a diferencia del año 2007, respectivamente.

 

En cambio, en Moquegua, Pasco y Madre de Dios aumentó en 4, 3 y 2 puntos porcentuales, respectivamente. Para descubrir las razones subyacentes tanto en las regiones con menor informalidad como en las que más redujeron la misma, así como otros hallazgos, se considera necesaria la ejecución de una encuesta nacional focalizada hacia este grupo de negocios que se podría encargar al INEI.

 

 

Perfil del emprendedor

El 75% de los negocios informales es liderado por personas que alcanzaron educación básica regular. Por el contrario, el 53% de los negocios formales es liderado por personas que alcanzaron educación superior, ya sea completa o incompleta.

 

Esta evidencia refuerza la propuesta de incrementar el nivel educativo de los emprendedores, pues estarán más capacitados para participar de la formalidad y todos sus beneficios, entre ellos, acceso a financiamiento en el sistema financiero formal.

 

Dentro de los negocios informales casi la mitad es liderado por hombres y la otra mitad por mujeres. Sin embargo, se identifica una brecha cuando se hace el cálculo dentro de cada sexo, pues el 88% de mujeres lidera un negocio informal mientras que en el caso de los varones la tasa disminuye hasta el 84%. A través del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables se podría estudiar si existen limitantes particulares que enfrentan las mujeres para formalizar sus negocios.

 

De otro lado, el 19% de negocios es liderado por jóvenes (desde 14 hasta 29 años de edad), el 68% es conducido por adultos (desde 30 hasta 59 años de edad), y el 13% es dirigido por adultos mayores (desde 60 años de edad a más).

 

En estas tres categorías prima la informalidad, en especial en los jóvenes. Este grupo poblacional es con el que se puede realizar una transición más rápida hacia la formalización, considerando que cuentan con más competencias digitales en comparación a los otros grupos etarios.