Green Management: Un enfoque de gestión que vino para quedarse

Durante la última década, los temas vinculados al medio ambiente han tomado gran protagonismo, lo que se ve reflejado en las crecientes demandas medioambientales por parte de ciudadanos y consumidores, así como de un significativo incremento en materia de regulaciones ad hoc implementadas por distintos gobiernos.

 

Y razón no falta: el Banco Mundial estima que en el 2050 se generarán 3,4 billones de toneladas de basura al año, en tanto, de acuerdo con datos del World Resources Institute, cerca del 80% de todos los residuos terrestres terminan siendo transportados por ríos y llegan al mar, lo que supone nefastas consecuencias para la flora y fauna.

 

Indudablemente, la presión societal ejercida sobre múltiples organizaciones del sector público y privado va en aumento dado que estas consumen vastas cantidades de recursos, lo que conlleva a la generación de sustanciales volúmenes de desperdicios, aguas contaminadas y emisiones.

 

Gestión Verde

 

En este contexto, las organizaciones requieren desarrollar e implementar estrategias responsables con el ambiente enmarcadas en una gestión más verde, es decir, en un enfoque de Green Management, el cual supone una (re)evolución en la manera como las organizaciones no solo adquieren, transportan, transforman o comercializan sus recursos, sino que además implica una gestión integral de todo residual sólido, líquido y/o gaseoso derivado de sus operaciones.

 

Este enfoque también amalgama perspectivas de los campos de la economía circular, ecología industrial, innovación en tecnologías limpias, ecodiseño, ecoeficiencia, compras sostenibles/ verdes, cadenas de abastecimiento reversas, y/o waste-to-energy (quema de residuos para la generación de energía), entre otros.

 

Retorno económico

 

A largo plazo, se ha demostrado que, aparte de la reducción del impacto medioambiental, el Green Management también genera un retorno económico. Sin embargo, la mentalidad cortoplacista y/o la necesidad de liquidez inmediata hacen que muchas organizaciones desestimen su implementación.

 

En este contexto, el Estado tiene una clara oportunidad para brindar mayor soporte e incentivos a fin de facilitar estas prácticas de gestión responsables.