Francisco Belaunde: “Las empresas estadounidenses buscarán no depender tanto de China”

Conversamos con el internacionalista Francisco Belaunde sobre el contexto geopolítico que atraviesa el mundo a raíz de la pandemia del COVID-19 y de lo que podría pasar una vez resuelta la crisis sanitaria mundial.

 

¿Aumentará la influencia a nivel mundial de China?

 

China está aplicando una suerte de “diplomacia de la mascarilla”, entregando mascarillas y equipos de pruebas y enviando médicos especializados a diferentes países. Es una manera de aumentar su influencia, apareciendo como el país indispensable para superar la pandemia. Es verdad que, por otro lado, aparece para muchos como responsable de la expansión por el virus por haber silenciado a los médicos que dieron la voz de alerta al inicio y hay escepticismo sobre la veracidad de las cifras de víctimas que ha proporcionado. Sin embargo, la falta de liderazgo de Estados Unidos le deja el campo abierto, para intentar asumir ese papel.

 

¿Qué secuelas sufriría Washington?

 

Con su política de “América First”, el presidente Donald Trump ha despojado a Estados Unidos del papel de líder en situaciones de emergencia en general. Ello, se ve también en el actual contexto. Es posible que Trump quede debilitado con vistas a las elecciones de noviembre próximo si es que el número de víctimas se sigue disparando, aunque, por ahora, su popularidad ha aumentado.

 

Las relaciones comerciales bilaterales entre Pekín y Washington no venían bien. Las agencias de Estados Unidos acusan a China de ocultar información sobre el Covid 19 e, incluso, de ser los causantes de la pandemia pues habrían creado el virus en un laboratorio. ¿Tras esto dichas relaciones empeorarían?

 

Ha habido escaramuzas verbales entre ambos países, aunque, recientemente, Trump y Xi Jinping sostuvieron una conversación durante la cual acordaron colaborar para luchar contra la pandemia. La rivalidad entre ambos países es muy profunda, por lo que se ve difícil que las relaciones puedan mejorar.

 

¿Cuál será el rol geopolítico de una Europa ahora tan golpeada?

 

La cohesión de la Unión Europea está en juego con la pandemia, no solo porque cada país ha adoptado medidas por su lado, como el cierre de fronteras comprometiendo el sistema Schengen. Por otro lado, si bien el Banco Central Europeo está auxiliando a los países, y la Comisión ha relajado las normas de manejo macroeconómico para permitir que los gobiernos superen el tope de déficit fiscal y, lanzar medidas para relanzar sus economías, existe una fuerte discrepancia en torno a la idea de la emisión de bonos europeos. Alemania y los Países Bajos se oponen, porque significaría que ellos tendrían que garantizar a los países que no han manejado bien sus cuentas públicas, como Italia. Esa actitud, aunque comprensible, es vista como no solidaria, y, da argumentos a los partidos euroescépticos.

 

¿La desglobalización puede acelerarse a raíz de esta crisis?

 

Parece claro que las cadenas de aprovisionamiento se van a modificar. Las empresas europeas y estadounidenses buscarán no depender demasiado de China y de Asia en general para su producción, y, así, no verse tan golpeados como ahora por una pandemia. Por otro lado, las tendencias proteccionistas podrían acentuarse. Sin embargo, la globalización ha llegado para quedarse, aunque sea menos intensa.

 

¿Consideras que la pandemia ha puesto en jaque al liberalismo?

 

Al ultraliberalismo, en todo caso. Sin ninguna duda, (a partir del esta pandemia) las inversiones públicas, en particular en salud, van a crecer. Ello podría implicar un aumento de impuestos y/o reforzar la lucha contra los paraísos fiscales y la elusión fiscal. Habrá que ver también qué pasará con la regla de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que prohíbe los subsidios públicos a las industrias que, a nivel de la Unión Europea, ha sido relajada para evitar el quiebre de las empresas. En algunos lugares podrán reforzarse las tentaciones estatistas, pero, en general, considero que el sistema de economía de mercado se va a mantener.

 

A nivel latinoamericano, los presidentes de México y Brasil han sido muy cuestionados por su accionar ante la pandemia. ¿Se prevé que esto pueda ocasionar un debilitamiento de los mismos que haga insostenible su permanencia? ¿Qué otros países podrían tener crisis de liderazgo en sus gobiernos?

 

En México, el presidente Andrés Manual López Obrador ha tenido que retroceder en parte respecto de sus posiciones frente al COVID-19, pero, está claro que su actitud inicial, le va a ser reprochada a medida que aumente el número de víctimas. En cambio, la situación de Jair Bolsonaro es mucho más seria, pues persiste en su actitud negacionista de la gravedad de la pandemia. En términos prácticos, ha dejado de ejercer en buena parte el poder, pues, ni sus ministros ni los gobernadores de los estados le hacen casos. Podría darse su destitución, aunque probablemente no en lo inmediato.