David Tuesta: «El problema del Gobierno ha sido insistir en trabajar solo»
¿Cuál es su diagnóstico sobre los programas económicos que viene desarrollando el Gobierno frente a la pandemia del COVID-19?
Para valorar el programa hay que analizarlos desde tres perspectivas: dimensión, diseño e implementación. Respecto a la dimensión, más allá de que se viene anunciando un conjunto de medidas que ascienden a 17 puntos del PBI en términos netamente fiscales, es todavía muy limitado respecto a las dimensiones de una crisis que será profunda y de larga duración. Las medidas gastos, que son las que necesitan hoy, no llegan a fecha de hoy a más del 3% del PBI y, de esto, solo ha llegado a la economía de forma efectiva alrededor del 0,5% del PBI, estando ya entrando al tercer mes de confinamiento y dentro de un proceso de retorno de las actividades lento y accidentado.
En términos del diseño de las medidas, se ha aplicado un recetario estándar recomendado para afrontar las pandemias: ayudas asistenciales para los más necesitados, medidas para dar soporte al empleo, liquidez en grandes cantidades para evitar crisis de solvencia, facilidades tributarias y otras de alivio. Eso ha estado muy bien. No obstante, el diseño se ha visto limitado por consideraciones prudenciales, las cuales puede haber limitado la contundencia y rapidez de los programas. Por ejemplo, en el tema de los Bonos, se comenzó primero con una visión muy focalizada y luego se fue ampliando, pero manteniéndose todavía el criterio obstaculizador de construir padrones. En un momento de urgencias, sabiendo de todas nuestras limitaciones como Estado, debía primar la sensatez y dejar de lado el querer hacer listas de forma escrupulosa. Hubiese sido mejor, lanzar el programa con las menores restricciones posibles, controlado quizá por la data que tiene la Sunat respecto a retenciones de 5ta y 4ta, y poco más. Se necesitaba rapidez. Esta además era una medida clave para que el gran colectivo informal pudiese cumplir mejor la cuarentena.
Otra medida que también se ha desaprovechado, y cuyo potencial es grande, ha sido la del subsidio a las planillas, cuyo fin es evitar que se rompa la relación empleador-empleado, porque si se rompe luego será difícil volver a retomarla, además que quienes quedarán desempleados será aquel colectivo de trabajadores más vulnerables, con menos preparación que les costará rengancharse. Se ha subsidiado solo el 35% y ha estado muy concentrado a mypes. Se debería ampliar a un mayor número de empresas y ampliar el subsidio.
Finalmente, en la parte de la implementación, el programa claramente ha demostrado la parte más deplorable de nuestro Estado. Súper ineficiente. Ahí el principal problema ha sido el intentar trabajar divorciados del sector privado, cuando se le debió haber convocado desde el minuto uno. Es el sector privado quien junto con el sector público pudo haber diseñado las mejores prácticas logísticas y tecnológicas.
La deplorable forma en que se ha atendido el tema de la entrega de los bonos –que hasta el día de hoy hay un porcentaje amplio que no lo recibe– y la forma burocrática y obstaculizadora como se está llevando el retorno a la actividad es la mayor muestra. Lea usted los protocolos que se solicitan a muchos sectores y se da cuenta de que quien lo ha escrito ha sido un burócrata muy bien intencionado, pero que nunca ha hecho empresa.
Se habla que por muchos años el Perú ha venido creciendo, pero la llegada de este virus demostraría que dicho crecimiento no ha sido homogéneo. ¿Qué hacer para remediarlo?
Es cierto. El virus ha afectado a todas las economías del mundo y ha desnudado sus diferencias socioeconómicas. Claro está que en un país con alta informalidad como el Perú, una precaria clase media, y un Estado atrofiado en la base de todo, las consecuencias han sido más complejas.
Lo bueno, dentro de todo, es que las instituciones fiscales y monetarias han estado ahí para dar soporte, respecto a otras realidades; y pueden ser utilizadas con mayor intensidad. No hacerlo, teniéndolas, sería un pecado mortal.
¿Aún es viable sostener que el Perú tiene las espaldas financieras y los recursos para enfrentar esta crisis o ya estamos entrando en cifras rojas?
Hay cuatro elementos que definen tu fortaleza fiscal: tu posición de endeudamiento de inicio, tu perfil de superávit/déficit fiscal futuro, el crecimiento potencial de tu economía y la tasa de interés de endeudarte. Evidentemente, con la crisis del COVID-19 se han afectado todos estos elementos; más aún, las medidas de gasto fiscal, alivios tributarios y la fuerte caída que presentará tu recaudación, se podría esperar que el déficit fiscal se haya disparado en varios puntos del PBI.
Pero a pesar del deterioro, hay determinados aspectos que considero hacen todavía sostenible contar con recursos para salvar el tejido productivo y de empleo. Tu posición de deuda se ha deteriorado, pero veníamos de niveles bastante bajos lo cual te da espacio a aguantar deterioros. Y, además, si se hacen las cosas bien en lo productivo, tienes posibilidad de lograr a mediano plazo una recuperación del PBI que se mantenga por encima de las tasas de interés que se da por descontado que se mantendrán en el piso.
Esto es la clave: endeudarte para apoyar a tu tejido productivo de tal forma que haya un crecimiento potencial mayor que los intereses que te toque pagar (que se estiman que estarán muy bajos). Además, si rescata el tejido productivo tendrás a quien cobrar impuestos, sino no.
Salir a endeudarte más, para brindar más subsidios a las planillas, para ayudar por un período más con los bonos (quizá con una menor cuantía) y utilizar recursos para potenciar la inversión pública, para invertir, por ejemplo, en hospitales, agua y saneamiento bajo esquemas PMO (Project Management Office), seguro que puedan ayudar a evitar que tu crecimiento potencial se deteriore tanto. Ya luego, si para el próximo gobierno hay compromiso de hacer algunas reformas mínimas, podríamos salir del atolladero actual.
Lo que si me parece un suicidio, y hay algunos economistas que lo plantean, es decir que ya estamos gastando demasiado y que ya no nos endeudemos más. Ahí sí, el error sería garrafal y, sin lugar a duda, estaríamos firmando nuestra carta de defunción pues se generaría una recesión prolongada y profunda, que paradójicamente, también llevaría a la pérdida de la sostenibilidad fiscal que se quisiera defender, porque no vas a tener a quien cobrarle impuestos al desintegrar al tejido productivo. Si quieres preservar la sostenibilidad fiscal, tienes que salvar el aparato productivo ahora, aunque, lamentablemente ya se perdió bastante. La caída del empleo de abril de 24% nos da una clara señal de ello.
¿Qué más cree que el Gobierno debe hacer para apoyar a las empresas?
Mejorar rápidamente la implementación de las medidas. Este Gobierno debe dejar de entercarse en que el Estado y sus regiones puede hacer las cosas solo. Ya lo han vivido en carne propia con el vergonzoso avance en la reconstrucción post-El Niño Costero. Solo un 25% de avance en tres años.
Haber seguido insistiendo este Gobierno en querer manejar la crisis del COVID-19 solo y peleado con el sector privado ha sido el error de fondo de todo.
En el tema de Reconstrucción, ya han anunciado después de tanto tiempo que va a otorgarlo pronto bajo la modalidad de PMO. Ojalá busque una salida similar para gestionar futuras situaciones. Deben buscar un esquema de colaboración público-privado para enfrentar lo que viene de la crisis, porque esto va a durar un buen tiempo, con períodos de rebrote de contagio.
¿Considera que en las actuales circunstancias es adecuado plantear medidas eficientes para reducir la informalidad en el Perú? De ser así, ¿cuáles deberían ser esas medidas que hasta ahora no se están aplicando?
La informalidad tiene una explicación multidimensionalidad, que tiene detrás una falla de la relación Estado-Sociedad. No me queda claro si después de este período de contagio hemos retrocedido o reforzado la relación. Es decir, por un lado, en los primeros días de la cuarentena, el anuncio del Bono pareció un buen paso por parte del Estado para decirle a ese 70% que “aquí está el Estado para ayudarte con S/ 760” para paliar el temporal. Con la demora en la entrega, y las restricciones a trabajar de este sector, quizá ese primer mensaje haya perdido fuerza y la confianza en el Estado haya menguado. Ahora bien, la pérdida de empleo formal que está generando esta crisis, y que será de alta duración, llevará a incrementar la informalidad en varios puntos de la PEA.
Solucionar el tema de la formalidad en serio requerirá varias reformas, y todas necesitan espacio político y financiamiento, y no veo cómo con este Congreso nefasto, y tengo pocas esperanzas que el que llegue el 2021 sea mejor. Creo que cada año nos esmeramos en elegir lo peor.
¿Cuánto tiempo cree que tomará la recuperación para que la economía peruana vuelva al nivel en el que se encontraba al cierre del 2019?
Si se hace bien, posiblemente tome unos tres años.
¿Cuál es su visión del Perú en un escenario post-COVID-19?
Difícil. Más difícil aún si no construimos los espacios fiscales necesarios hoy.