El legado de Alfredo Graf (1927 – 2023)

El pasado 31 de mayo, falleció, a los 95 años de edad, Alfredo Graf Bunzel, quien durante 66 años fue miembro activo de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), y por ello se convirtió en uno de los socios más antiguos de nuestra institución.

 

El destacado empresario ocupó cargos importantes en la CCL, como el de presidente del Sector Bienes Raíces del Gremio de Servicios. Italiano de origen, Alfredo Graf nació el 21 de agosto de 1927. Su familia emigró a Sudamérica cuando el fascismo se instauró en Europa.

 

Primero llegaron a Buenos Aires (Argentina), antes de la Segunda Guerra Mundial, donde estudió Técnica Automotriz; después llegó al Perú, a los 24 años. Demostrando su disposición de seguir capacitándose durante toda su vida, a sus 61 años estudió Administración de Empresas en el Programa de Alta Dirección de la Universidad de Piura, entre 1988 y 1992.

 

En 1953, Alfredo Graf inició sus labores en el rubro automotor, donde destacó por ser representante exclusivo de Volvo en el Perú y por ser el primero en traer la marca Toyota a nuestro país.

 

De otro lado, el destacado empresario introdujo al país la primera franquicia de la historia local: la licencia de Avis Rent a Car. Fue justamente con este negocio que llegó uno de los episodios más difíciles de su vida, y es que el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) colocó un coche bomba en los sótanos del Sheraton Lima Hotel, donde Graf alquilaba tres niveles para guardar los autos con los que brindaba los servicios y un lote de vinos finos que comercializaba, según datos del portal Bolsa Inmobiliaria.

 

Este desafortunado incidente hizo que perdiera su capital de trabajo y llevó a la quiebra al concesionario de autos que poseía, uno de los más importantes de la época. No obstante, tras ese difícil momento, con el empuje que lo caracterizaba, fundó, en 1991, Alfredo Graf & Asociados, que en poco tiempo se convirtió en el principal proveedor de servicios de corretaje de inversiones inmobiliarias comerciales, industriales y en el segmento residencial premium.

 

Es importante destacar que, al cabo de estos más de 30 años, Alfredo Graf & Asociados evolucionó, desde la publicidad en medios escritos hasta la era digital, donde tienen una fuerte presencia y un equipo dedicado especialmente a ello, que sin duda seguirá su importante legado.

 

Alfredo Graf fue un apasionado del automovilismo. Prueba de ello es que fue corredor de autos y participó en carreras con Chachi Dibós y otros importantes representantes del automovilismo de aquella época. Por desgracia, un fuerte accidente lo alejó de su afición. Asimismo, tenía predilección por la música clásica, las pastas y el buen vino.

 

Su gran afición a la música lo llevó a ser uno de los fundadores de la reconocida Asociación Prolírica, junto a Luis Alva y otras personalidades; y a cultivar una gran amistad con la gran Yma Súmac y el tenor Juan Diego Flórez.

 

Además, Alfredo fue uno de los partícipes de la inauguración del primer canal de televisión comercial, América TV (Canal 4).

 

La condecoración de la CCL

En abril del 2018, el Consejo Directivo de la CCL, con ocasión de su celebración de los 130 años de vida institucional, rindió homenaje a cuatro asociados, entre ellos a Alfredo Graf. Así, se le otorgó la Condecoración de la Orden de la Cámara de Comercio de Lima en el Grado de Gran Oficial, por su destacada trayectoria.

La CCL destaca la dedicación, el servicio y el trabajo infatigable del señor Alfredo Graf. Asimismo, expresa su profundo pesar y brinda sus más sinceras condolencias a sus familiares y amigos por tan lamentable pérdida.

 

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Hernán lanzara, segundo vicepresidente de la CCL

Alfredo era todo un personaje. Un señor a carta cabal. Emprendedor, resiliente, buen amigo, melómano, gran vendedor, amante de la conversación, el arte y las relaciones públicas. Siempre lucía impecable, sea en su oficina o en los conciertos que organizaba Prolírica o la Sociedad Filarmónica, en las recepciones de las embajadas o eventos filantrópicos.

 

Hace mucho iniciamos el ritual de reunirnos periódicamente para conversar y tomar un café que preparaba Flor, su asistente por más de 20 años. Fue un ritual que solo interrumpimos cuando la pandemia nos impuso responsable distancia. Hablábamos de todo, de sus años en Argentina, de su hermano Max, del movimiento Scout, de la música, del Decálogo del Desarrollo, de anécdotas, de viajes –salpicados con su risa característica– y de Trieste, al punto que, tiempo después, con mi esposa Cecilia, iniciamos, desde esa, su ciudad natal, un viaje en auto hacia Croacia.

 

Alfredo nunca dejó de llamar en nuestros cumpleaños, ni de enviar algún recorte periodístico de interés, que él mismo recortaba y dedicaba. Fue un innovador y luchador, de los primeros en contar con telefax y celular, en apostar por la publicidad en los inicios de la televisión comercial y el primero en traer una franquicia de arriendo de autos al Perú.

 

Cuando un atentado terrorista lo despojó de casi todo, cual ave fénix renació, así como venció distintos problemas de salud; y superados los 90 años, aún estaba al frente de su inmobiliaria, todos los días de la semana. La última vez que lo vi despierto en su departamento de Miraflores me besó la mano, yo le besé la frente. Fue nuestra despedida, ya que, en la siguiente visita, hace 10 días, dormía.

 

Hasta nuestro reencuentro, amigo.