Don Alberto Aquino: una vida dedicada al Perú y a la CCL

Don Alberto Aquino Collantes falleció el último viernes a los 89 años de edad, dejando a sus seis hijos y ocho nietos, un legado de esfuerzo, perseverancia, integridad, respeto por los demás, compromiso con el periodismo y en especial con la Cámara de Comercio de Lima (CCL), a la que estuvo vinculado 31 años de su vida.

 

Casado durante 64 años con la señora Silvia Rodríguez –fallecida en el 2007- don Alberto fue un caballero, de quien los directores de nuestra institución destacan su calidad de persona y su enorme conocimiento de la historia del Perú.

 

De pocas palabras, pero precisas, oportunas y agudas, se inició en el periodismo en Panamericana Televisión y en RPP, para luego pasar por un extenso y prolijo recorrido por los diarios Expreso, La Crónica, Última Hora y El Peruano. Fue uno de los fundadores del periodismo económico en nuestro país, junto al también recordado periodista Juan Zúñiga.

 

Estaba a punto de culminar un libro con sus memorias, aquellas que buscaba enlazar con el transcurrir de la historia de este Perú que le tocó vivir y que lo llevaron a recordar a su natal Chiquían (Ancash) y su paso por Huacho, donde se educó y desde donde emigró a Lima.

 

En la CCL forjó una amistad duradera con el past president Samuel Gleiser Katz, en cuya gestión comenzó a reforzar publicaciones como la revista La Cámara y a colaborar en la formulación de los discursos institucionales.

 

Si el periodismo era su pasión, el derecho era el anhelo que no pudo cumplir de joven; pero no paró hasta conseguirlo. A los 82 años de edad comenzó a estudiar y culminó la carrera justo antes de la pandemia. En octubre del 2022 logró obtener su título y colegiarse.

 

Carlos, Percy, Marco, Victoria, Giovanna y Alberto, sus hijos, recuerdan hoy que a inicios de julio último su padre quiso recorrer con ellos los caminos que lo trajeron a Lima desde Huacho. Un domingo, en plena plaza de armas, durante la ceremonia de izamiento del Pabellón Nacional, lo invitaron a encabezar el acto como “Hijo ilustre de Huacho”.

 

Siempre preocupado por la situación del país, por su presente, su futuro y las enseñanzas que debíamos rescatar del pasado, escribía sus reflexiones a través de las redes sociales en las que participaba activamente; porque cuando uno es periodista de verdad y no un advenedizo, nunca deja de serlo.

 

Jamás pretendió atribuirse como suyo el esfuerzo de otros, ni buscó que los demás hagan su trabajo para luego presentarlo como propio, cosechando elogios que no le correspondían.

 

Rectitud, transparencia, honestidad, ética profesional e integridad, principios tan importantes, pero tan ausentes en nuestros días, son los que caracterizaron su existencia.

 

No, Don Alberto no se ha ido. Mientras sus enseñanzas, consejos y principios se mantengan vigentes, estará siempre con nosotros.