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Día internacional contra la corrupción

Una de las demandas principales de los grupos movilizados internacionalmente es contra la pasividad en la lucha contra la corrupción en sus respectivos países. Afortunadamente ese no es el caso en nuestro país. Inclusive uno de los factores por los que el Perú no se ha contagiado de lo que sucede con nuestros países vecinos, es que tenemos “válvulas de escape”.

 

Además del importante sector informal existente en nuestro país, está la lucha contra la corrupción. El hecho de que la ciudadanía perciba que no existen intocables ayuda en ese sentido. Que expresidentes, ex primeros ministros, ministros, ex presidentes de reguladoras, ex gobernadores regionales, alcaldes e importantes empresarios estén siendo investigados y cuenten con restricciones y reglas de conducta, también constituyen válvulas de escape, porque la gente aprecia que los poderosos también están siendo afectados.

 

Asimismo, hay que comprender que existe un hartazgo por parte de la ciudadanía sobre el hecho de que los más altos funcionarios públicos de diversos gobiernos se hayan aprovechado de sus cargos para obtener beneficios particulares.

 

No obstante, la ciudadanía percibe que poco a poco estamos avanzando hacia el objetivo de que la ley sea igual para todos, lo cual reduce el nivel de la conflictividad social. Naturalmente que lo anterior no significa que la lucha contra la corrupción no tenga problemas. Los abusos en los casos de las prisiones preventivas, la lentitud en las investigaciones (el equipo del Lava Jato Peruano no ha logrado ningún juicio oral) y la excesiva dependencia de los casos de cooperación eficaz (en detrimento de las investigaciones propias o de la cooperación internacional), etc, son solo algunos desafíos a superar.+

 

Encuesta Proética contra la corrupción

 

En la XI Encuesta nacional sobre percepciones de la corrupción en el Perú de Proética, el 82% de los peruanos considera que la corrupción sí afecta su vida cotidiana (43% dice que afecta la economía familiar; 42% reduce la confianza en el estado , 35% reduce la calidad de los servicios públicos y 33% reduce las oportunidades de empleo). Es que la corrupción es la expresión máxima del mercantilismo. Ya que no solo transfiere recursos de los pobres a los poderosos; sino que impide que se realicen proyectos de elevada rentabilidad social. Por lo tanto debemos  impulsar con mayor intensidad la lucha contra la corrupción , mejorando las deficiencias que se detecten y actuando a mediano y largo plazo a través de la educación, elemento indispensable en ese sentido.

 

Finalmente, no hay que olvidar que la lucha contra la corrupción es una tarea en la que deben de avanzar paralelamente tanto el sector público, como el privado. Si uno de los dos falla, el esfuerzo realizado se puede desvirtuar.