Causas del alza de los precios de los commodities alimenticios

El crecimiento económico inesperado, tras la caída ocasionada por la COVID-19, ha traído consigo un repunte no previsto de la inflación en los países alrededor del mundo, por ejemplo, en el precio de los alimentos.

 

Según previsiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el valor de las importaciones mundiales de alimentos alcanzaría casi los US$ 1,9 billones en el 2021, frente a los US$ 1,6 billones registrados en el 2019.

 

Este incremento en los precios de los alimentos se debería a una mezcla de factores que van desde un aumento de la demanda, una disminución en parte de la oferta y distorsiones en la logística internacional.

 

Factor de demanda

 

Al inicio de la pandemia generada por la COVID-19, para evitar la proliferación de los contagios y no saturar el sistema de salud, en muchos países se implementaron medidas de restricción obligatorias que derivaron en el cierre temporal de muchos negocios que ofrecían servicios como cines, gimnasios, hoteles, restaurantes y bares, entre otros.

 

Particularmente, debido al cierre de restaurantes, las familias demandaron más insumos para la preparación de los alimentos en los hogares, aunque en muchos casos, dada la disminución de los salarios por la coyuntura, los ingredientes comprados resultaban ser más baratos, pues se reemplazaba el consumo de carnes por más verduras o productos conservados de menor valor.

 

Sin embargo, a medida que las cuarentenas se volvían más laxas, las actividades económicas se reanudaron, y los salarios mejoraban en relación con el inicio de la pandemia, incrementó el consumo en restaurantes, bares, comedores, entre otros servicios.

 

En consecuencia, aumentó la demanda de insumos para la producción de alimentos, sobre todo de carnes, para lo cual la industria necesitó adquirir más cultivos (soja, trigo, entre otros granos) para alimentar a los animales.

 

Por otra parte, ante el incremento en los precios del petróleo, el uso de los cultivos energéticos se volvió una alternativa tentadora.

 

Sin embargo, mientras más cultivos se conviertan en combustible, menos oferta disponible quedaría para el sistema alimentario.

 

Por ejemplo, según el Departamento de Estados Unidos (USDA), el volumen de aceite de soja estadounidense utilizado para la producción de energía podría aumentar alrededor del 39% entre los años 2020 y 2022.

 

Además de los mayores precios del petróleo, se encarece el costo de los fertilizantes y otros productos químicos derivados del petróleo, y el funcionamiento de equipos agrícolas como los tractores.

 

Factor de oferta

 

A pesar de que la demanda por cultivos se haya incrementado, la oferta a nivel mundial se ha reducido debido a condiciones climáticas adversas, como las sequías en América del Norte y del Sur, que han reducido la producción.

 

Por ejemplo, la cosecha de trigo de invierno de Brasil se ha reducido en una quinta parte, la cual estaba destinada a la exportación.

 

No obstante, a pesar de las condiciones climáticas desfavorables, según el informe Commodity Markets Outlook (CMO), publicado por el Banco Mundial, se prevé que la producción mundial de trigo ascienda a 776 millones de toneladas métricas, es decir, 1,7% más con relación a la cosecha anterior.

 

Asimismo, una evaluación realizada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos detalló que se espera un incremento del 1,7% de la producción mundial de trigo, maíz y arroz en la temporada que corresponde a setiembre del 2020 hasta agosto del 2021, lo que reduciría el riesgo de la elevación de precios en caso de condiciones climáticas adversas.

 

 

Factor de logística internacional

 

Por otra parte, la escasez de contenedores, la paralización de los vuelos comerciales y el caos en los terminales portuarios perjudican la cadena logística del comercio internacional, dejando varados o retrasando el envío de la mercancía.  En lo que va del año, las tarifas de envíos de la carga a granel han subido alrededor de 150%.

 

Además, en la última semana de julio, se reajustó el Índice Báltico de Freightos (FBX) para la ruta de Asia a Estados Unidos, representando un aumento del 176% para las tarifas de la costa oeste de EE. UU., las cuales ascienden hasta US$ 18.345 por contenedores de 40 pies, y un incremento del 85% para las tarifas de la costa este, hasta US$ 19.620 por el mismo tipo de contenedores, valores que reflejarían la realidad del mercado.

 

Asimismo, según FBX, las tarifas al contado en el transpacífico se han elevado un 586% para la costa oeste de EE. UU., en relación con lo registrado hace un año; mientras que en los puertos de la costa este el índice ha registrado un incremento de 507%.

 

Asimismo, el Índice FBX se mantuvo estable (la última semana de julio) para las rutas comerciales Asia – Norte de Europa y Asia – Mediterráneo, con US$ 13.706 por contenedores de 40 pies para el norte de Europa y US$ US$ 11.931 para los puertos del Mediterráneo.

 

Aunque, según The Loadstar, en el norte de Europa estarían pagando mucho más a los transportistas por primas para asegurar el envío. Por otro lado, Jon Monroe, de Jon Monroe Consulting, detalló a los cargadores que no deberían esperar la disminución de las tarifas de los fletes en el corto plazo, y advirtió que los transportistas, podrían seguir implementando tarifas elevadas.

 

Los factores mencionados líneas arriba más la incertidumbre estarían impulsando el incremento de los precios de alimentos en el mundo. En el corto plazo, es probable que se mantenga una demanda fuerte.

 

Los análisis de Josef Schmidhuber y Bing Qiao, de la FAO, sugieren que los volúmenes de las importaciones agrícolas a nivel mundial crecerían un 4% o 5% en los próximos dos trimestres, en términos interanuales.

 

No obstante, en los dos últimos meses, los precios han ido suavizándose, puesto que las previsiones de siembra han ido mejores de lo esperado.

 

En cuanto al Perú, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en su informe técnico Variación de los Indicadores de Precios de la Economía, detalló que en julio el Índice de Precios al Consumidor a Nivel Nacional aumentó 1,04%, registrando entre enero y julio del 2021 una variación acumulada de 3,43%.

 

La tasa anual, correspondiente a los últimos doce meses (agosto 2020-julio 2021), muestra una variación de 3,95%.

 

Durante julio, la variación en alimentos y bebidas no alcohólicas fue de 2,18%, resultado explicado por las alzas en aceites y grasas en el que destacan el aceite vegetal, el mayor precio internacional de su insumo principal (aceite crudo de soya) y el incremento del tipo de cambio, problemas climáticos en diferentes regiones productoras, afectando el abastecimiento de hortalizas frescas; la carne, debido a los mayores precios de importación del maíz amarillo duro y la soya, sumado al tipo de cambio que impactó en el precio del pollo eviscerado; además del alza en los precios del pescado, tubérculos, azúcar, pan y cereales, frutas, aguas minerales, bebidas gaseosas, entre otras bebidas.

 

Finalmente, cabe precisar que los costos adicionales usualmente se trasladan a los consumidores, lo cual reduce su bienestar, pues su capacidad adquisitiva se ve afectada.

 

Sin embargo, la sostenibilidad de las empresas también se vería perjudicada, especialmente para las pequeñas y medianas, ya que no podrían absorber los costos adicionales, ni incrementar el precio de sus productos a sus clientes ante el riesgo de que estos últimos busquen otros proveedores.

 

Así, el panorama global en cuanto a los alimentos se está complicando, lo que lleva a que los precios internacionales se encuentren al alza y esto termine afectando a la economía de los países, sin distinción alguna.