Áncash, Cusco y Loreto son las regiones con más conflictos sociales
La economía peruana viene mostrando signos de recuperación. Desde que se aprobó hace tres meses la reanudación de actividades, la caída del producto mes a mes viene siendo cada vez menor. En abril, el PBI cayó 40,5%, luego los descensos han sido menores: mayo (-32,8%), junio (-18,1%) y julio (-11,7%).
En los siete primeros meses del año, el PBI 2020 acumula una caída de 16,5% respecto a similar periodo del 2019.
Si se mantiene la tendencia de menores contagios y fallecidos por la COVID-19 se podrá sostener la trayectoria del PBI. Ello no evitará la recesión para el presente año, pero sí la disminuirá y, posteriormente, acelerará el crecimiento económico para el 2021.
Sectores económicos
Con las cifras a julio, publicadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se puede proyectar que a fin de año habrá crecimiento en determinados sectores como Financiero y seguros, Administración pública, Telecomunicaciones y Agropecuario, los cuales representaron en 2019 el 21,2% del PBI.
En la frontera entre la recesión y crecimiento tenemos a Electricidad y Agua, Pesca y Otros servicios, que significaron un 16,4% del PBI. En suma, podemos aspirar a que sectores que aportaron un 37,6% del PBI 2019 logren en 2020 un mayor nivel de producción.
Como se puede comprobar estamos aún lejos de recuperar o superar el PBI previo a la crisis sanitaria. En la fase IV de la reactivación aún hay actividades importantes intensivas en mano de obra que no reinician operaciones.
Además, hay dos sectores que podrían girar la balanza hacia un crecimiento: Minería y Manufactura, los que al mes de julio se han contraído en 18,1% y 20,7% respectivamente. Estos podrían ser los sectores que en el primer o segundo trimestre del año 2021, junto con los otros ya mencionados, podrían iniciar la recuperación plena de la economía peruana.
Confianza en la economía
Necesitamos recuperar el dinamismo de la demanda interna y fundamentalmente la inversión privada y pública. A raíz de la crisis actual, el nivel de confianza de las expectativas de la economía a tres meses aún se encuentra en el tramo pesimista, pero también viene mejorando sostenidamente.
Hoy se ubica sobre los 38,1 puntos en franca recuperación desde el piso de 9,1 que se ubicó en el mes de abril. Hay que recordar que dicho índice apenas superaba los 50 puntos (tramo optimista) en los meses de noviembre y diciembre 2019.
Recuperar la confianza por parte de la inversión y el consumo es clave para la reactivación económica, así como una política fiscal activa como se espera para lo que resta del presente año y según se señala en el presupuesto 2020.
A la par, es importante prevenir aquellos factores que pueden poner en riesgo la recuperación y desempeño de la inversión privada, como es el caso de los conflictos sociales.
Conflictos sociales
Según el Reporte de Conflictos Sociales N° 197, elaborado por la Defensoría del Pueblo (DP), al mes de julio del presente año se identificaron 192 conflictos sociales, el mayor número registrado desde noviembre 2018 (194). De dicho total, 142 son activos y 50 se encuentran en condición de latentes.
La diferencia entre uno y otro, es que en el primer caso se manifiesta mediante medidas de fuerza, entretanto el segundo aparentemente se encuentra inactivo. Los conflictos se concentran en tres regiones, Áncash (20 casos), Cusco (20) y Loreto (19).
Según dicho reporte, 92 conflictos se encuentran en proceso de diálogo (64,8% de los casos activos), 83 mediante mesas de diálogo, 9 casos se encuentran en reuniones preparatorias para el diálogo y 78 casos cuentan con la presencia de la Defensoría en los espacios de diálogo.
Como precisa la Defensoría del Pueblo, esta información es una señal de alerta para el Estado y la sociedad en general para tomar decisiones y enfrentar los conflictos por la vía de la ley y del diálogo, que toma mayor relevancia en esta etapa de inicio de la reactivación económica.
Para el presente año se proyecta un aumento en el nivel de pobreza en el país, que puede ser revertida si logramos acelerar la inversión regional que traerá consigo una mayor producción y empleo.
Inversión y pobreza
Según el INEI, nueve regiones tienen un nivel de pobreza que supera el 30% de su población, con datos estimados al 2019.
De dicho total, dos regiones tienen un importante número de megaproyectos que superan los US$ 10.000 millones y que, de realizarse, contribuirían con un mayor crecimiento de la región y la consiguiente generación de empleo, ingresos y menor pobreza monetaria.
Es el caso de las regiones Cajamarca y Apurímac, que cuentan con 27 y 14 megaproyectos por US$ 18.997 millones y US$ 10.801 millones, respectivamente. Sin embargo, la Defensoría del Pueblo ha identificado 11 y 15 conflictos sociales que podrían detener dichas inversiones.
Asimismo, se tiene la región de Loreto con 15 megaproyectos por US$ 8.385 millones, pero, entre las nueve analizadas, es la que cuenta con el mayor número de conflictos sociales (19).
Similares características se encuentran en regiones como Puno (14) y Pasco (9), y con menores conflictos se tiene a Ayacucho (7), Amazonas (5), Huánuco (3) y Huancavelica (2).
Según un estudio publicado por la Comisión Económica para América Latina en 2012, los conflictos sociales en la región presentan rasgos comunes, exclusión y desigualdades crónicas.
En el caso del Perú el Índice de Gini –indicador de desigualdad– ha mejorado en los últimos diez años. Sin embargo, la población, sobre todo rural, aún no lo percibe.
El presupuesto público 2021, que aún no ha sido aprobado, debería contemplar recursos en estas regiones con mayores conflictos, para desarrollar una agenda social que, sumados a los compromisos de inversión y respeto al medioambiente, contribuirán a la recuperación de la inversión y el crecimiento económico para el 2021.